La Città Eterna

La primera duda que me surge a la hora de escribir esta entrada es qué os puedo contar acerca de Roma. Roma!... La ciudad eterna, eterna si se quiere disfrutar de todo el patrimonio histórico y artístico que esconde, eterna a la hora de desplazarse por sus calles e intentar llegar puntual al trabajo. Una ciudad con muchos contrastes, llena de cosas maravillosas y de otras no tan buenas. Monumentos, arte, historia, religión, parques, pasta, pizza, helados, vida nocturna, rivalidad futbolística, mezcla étnica... Una lista interminable de cosas de las que hablar.




De izquierda a derecha: Piazza di Spagna. Estatua ecuestre de Marco Aurelio en el Campidoglio. Parco degli Acquedotti. 

Roma es la capital de Italia, una ciudad con clima mediterráneo que ha gozado de una gran importancia durante muchísimos años. Es la cuna de una de las civilizaciones más relevantes de la historia y de una de las religiones mayoritarias actualmente. Por sus calles se han paseado personajes como Julio César, Octavio Augusto, Trajano, San Pedro, Alejandro VI, Miguel Ángel, Bernini, etc. Otros personajes ilustres han estado a punto de tomar la ciudad o la han saqueado, como por ejemplo Aníbal y sus cartagineses, Atila rey de los hunos, Alarico con sus huéstes bárbaras o Carlos I de España.

Una cosa quiero que quede clara, visitar la ciudad NO es lo mismo que vivirla día a día. En ese aspecto me considero una persona afortunada, pues he conocido las dos facetas de esta impresionante metrópolis. Además la he vivido como estudiante Erasmus (es como vivir en una burbuja) y como trabajador. El turista se encontrará con una ciudad bonita, un centro histórico apasionante y bien cuidado, limpio y lleno de atractivos. La gente obrera y los estudiantes, sin embargo, suelen vivir en la periféria, descuidada, sucia, llena de incomodidades y a la vez llena de otros encantos de los que difícilmente podrá disfrutar el turista. 


De izquierda a derecha: Choque de trenes. Disturbios en una manifestación. Coliseo y Arco del Triunfo 

Tomar una porción de pizza al taglio en cualquier calle, una cerveza en Piazza San Lorenzo, disfrutar de una copa de vino o de una patata ripiena en el Pigneto, escuchar música en la calle, sentirte parte de un entorno multicultural, tomar un gelato en cualquier heladería de barrio, visitar muestras de artistas desconocidos, recorrer las calles en una manifestación, perseguir los autobuses para no perderlos, ir a los centros sociales, ver actuaciones en teatros ocupados, etc.


De izquierda a derecha: Río Tevere. San Giovanni in laterano. Panteón 

Supongo que esta será la primera de una serie de entradas que escribiré sobre esta fascinante ciudad. Realmente no os he contado nada y os lo he contado todo. Y es que dos años en Roma dan para hablar mucho, para amarla y para odiarla por igual. Roma la ciudad eterna, la ciudad de los contrastes, símbolo de esplendor y de decadencia, un lugar que no deja indiferente a nadie.